La sal del Himalaya es un tipo de sal mineral que se ha comenzado a utilizar para usos muy diferentes: desde la cocina hasta la decoración.
Las lámparas de sal se catalogan como “ionizadores naturales” ya que se caracterizan por absorber el exceso de ondas electromagnéticas de los aparatos electrónicos por lo que equilibran las ondas y tienen la capacidad de cambiar la carga eléctrica del aire circundante, mejorando así la calidad del mismo.
Los iones negativos que emite la lámpara de sal equilibran los iones positivos existentes en la atmósfera, disminuyendo sus efectos.
Gracias a su color y su luz tenue crean ambientes de relajación, tranquilidad y pureza, aliviando los síntomas de estrés o ansiedad.
Un tip para colocar gotas de esencias o aceites aromáticos sobre las rocas de sal es esperar a que las sales estén bien calientes, es decir que la lámpara de sal lleve algún tiempo encendida y que irradien calor de modo parejo.
Si periódicamente colocamos esencias sugerimos ir alternando en diferentes piedras.
El Feng Shui las ha categorizado como uno de los mejores elementos que transmiten el chi, es decir, la buena energía, ayudando a eliminar la negatividad en el ambiente, así como la tensión, ya que con sólo encenderlas percibimos sensación de paz y tranquilidad, gracias a su efecto calmante y relajante.
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